EL CONCEPTO DEL TIEMPO EN AGUSTÍN DE HIPONA
(Confesiones, libro undécimo, fragmentos seleccionados)
«Aquellos dos tiempos, pues, el pasado y el futuro, ¿cómo son, puesto que el pasado ya no es, y futuro no es aún? En cuanto al presente, si fuese siempre presente y no pasase a pretérito, ya no sería tiempo sino eternidad. Si, pues, al presente, lo que le hace que sea tiempo es que va a dar al pasado, ¿cómo decimos también que él es, si la razón por la que es, es que no será, de modo que, en realidad, no podemos decir en verdad que el tiempo es, sino porque tiende a no ser?»
«…. ¿con qué título puede ser largo o breve lo que no es? Porque el pasado ya no es, y el futuro no es todavía. No digamos, por ende, “es largo”, sino digamos del pasado: “fue largo” y del futuro : “será largo.”»
«No digamos por tanto; “largo fue el tiempo pasado”, porque no encontraremos lo que ha podido ser largo, ya que, desde que ha pasado, no existe. Digamos más bien; “largo fue aquel tiempo presente”, porque cuando estaba presente era largo».
«Si se concibe un elemento del tiempo que no pueda dividirse ya en partes de instantes, por pequeñísimas que sean, esto es lo único que puede llamarse presente. Sin embargo, tan rápidamente vuela del futuro al pasado, que no tiene la menor extensión de duración; porque si se extiende, se divide en pasado y futuro, que el presente no tiene espacio alguno.»
«Que los tiempos pasados, que ya no son, y los tiempos futuros, que todavía no son, ¿quién los puede medir? A menos que, acaso, tenga uno la audacia de decir que se puede medir lo que no existe. En el momento, pues en que pasa el tiempo, puede ser percibido y medido, que, cuando ya ha pasado, como ya no existe, no puede serlo.»
«Si en verdad existen las cosas futuras y las cosas pasadas, quiero saber donde están. Y si todavía no lo puedo, sé, sin embargo, que, estén donde estén, no están allí como pasadas o futuras, sino como presentes. Porque si están allí como futuras, todavía no están allí, y si están allí como pasadas, ya no están allí. De manera que, donde quiera que estén, todas las cosas que existen, no están más que como presentes.»
«Lo que ahora resulta meridianamente claro es que ni las cosas futuras ni las pasadas existen, ni se dice con propiedad: hay tres tiempos, pasado presente y futuro. Quizá fuese más propio decir: hay tres tiempos , presente de lo pasado, presente del presente, y presente del futuro. Existe, en efecto, en el alma, en cierta manera, estos tres modos de tiempos y no los veo en otra parte: el presente del pasado, que es la memoria, el presente del presente que es la atención; el presente del futuro, es la espera. Si se nos permite hablar así, yo veo tres tiempos. Sí, lo confieso, hay tres tiempos.»
«…una cosa es el movimiento de un cuerpo y otra lo que nos sirve para medir su duración; y siendo esto así, ¿quien no advierte con justicia cuál de los dos habrá de llamarse, con más justicia, tiempo?»
«…me ha parecido a mí que el tiempo no es otra cosa que una distensión. Pero ¿de qué? No lo sé. Y sería sorprendente que no fuese del espíritu mismo.»
«En ti espíritu mío, es donde mido los tiempos. No obstruyas lo que es; no te obstruyas con el tropel de tus impresiones. En ti, repito, es donde mido los tiempos. La impresión que las cosas, al pasar, marcan en ti, permanece ahí cuando han pasado y ésa es la que mido mientras está presente, no las cosas que pasaron para producirla. Ésta es la que mido cuando mido los tiempos. Por consiguiente, o eso son los tiempos o no mido los tiempos.”
«Pero ¿cómo disminuye o se agota ese futuro, que todavía no es? O ¿cómo se acrecienta ese pasado, que ya no es, sino porque en el espíritu, que realiza esa acción, hay tres actos? Porque el espíritu espera, atiende y recuerda; de suerte que lo que espera, pasando por lo que atiende, pasa a lo que recuerda.»
«¿Quién hay que niegue que no existen aún los futuros? Sin embargo, ya existe en el alma espera de cosas futuras. Y ¿quién hay que niegue que las cosas pasadas ya no existen? Sin embargo, existe todavía en el alma la memoria de las cosas pasadas. Y ¿quien hay que niegue que carece de espacio el tiempo presente, ya que pasa en un instante? Y, sin embargo, perdura la atención por donde pasa hacia la ausencia lo que está presente.»
«De manera que no es largo ese futuro que no es, sino que un futuro largo es una larga espera del futuro. No es largo tampoco ese pasado que no es, sino que un largo pasado es una larga memoria del pasado.»