jueves, 28 de octubre de 2010

DESCARTES

René Descartes
(Fragmentos seleccionados)

DUDA METÓDICA

ARGUMENTO DEL SUEÑO

"Perfectamente, como si yo no fuera un hombre que suele dormir por la noche e imaginar en sueños las mismas cosas y a veces, incluso, menos verosímiles que esos desgraciados cuando están despiertos, ¡Cuan frecuentemente me hace creer el reposo nocturno lo más trivial, por ejemplo, que estoy aquí, que llevo puesto un traje, que estoy sentado junto al fuego, cuando en realidad estoy echado en mi cama después de desnudarme! Pero ahora veo ese papel con los ojos abiertos, y no está adormilada esta cabeza que muevo, y consciente y sensiblemente extiendo mi mano, puesto que un hombre dormido no lo experimentaría con tanta claridad; como si no me acordase de que he sido ya otras veces engañado en sueños por los mismos pensamientos. Cuanto doy más vueltas a la cuestión veo sin duda alguna que estar despierto no se distingue con indicio seguro de estar dormido, y me asombro de manera que el mismo estupor me confirma en la idea de que duermo."
ARGUMENTO DEL DIOS ENGAÑADOR
"No obstante, está grabada en mi mente una antigua idea, a saber, que existe un Dios que es omnipotente y que me ha creado tal como soy yo. Pero, ¿cómo puedo saber que Dios no ha hecho que no exista ni tierra, ni magnitud, ni lugar, creyendo yo saber, sin embargo, que todas esas cosas no existen de otro modo que como a mí me parecen? ¿E incluso que, del mismo modo que yo juzgo que se equivocan algunos en lo que creen saber perfectamente, así me induce Dios a errar siempre que sumo dos y dos o numero los lados del cuadrado o realizo cualquier otra operación si es que se puede imaginar algo más fácil todavía? Pero quizá Dios no ha querido que yo me engañe de ese modo, puesto que de él se dice que es sumamente bueno; ahora bien, si repugnase a su bondad haberme creado de tal suerte que siempre me equivoque, también parecería ajeno a la misma permitir que me engañe a veces; y esto último, sin embargo, no puede ser afirmado."
ARGUMENTO DEL GENIO MALIGNO
Supondré, pues, que no un Dios óptimo, fuente de la verdad, sino algún genio maligno de extremado poder e inteligencia pone su empeño en hacerme errar; creeré que el cielo , el aire, la tierra, los colores, las figuras, los sonidos y todo lo externo no son más que engaños de sueños con lo que ha puesto una celada a mi credulidad; consideraré que no tengo manos, ni ojos, ni carne, ni sangre, sino que lo debo todo a una falsa opinión mía; permaneceré, pues, asido a esta meditación y de este modo, aunque no me sea permitido conocer algo verdadero, procuraré al menos con resuelta decisión, puesto que está en mi mano, no dar fe a cosas falsas y evitar que este engañador por fuerte y listo que sea, pueda inculcarme nada."
"Sin duda alguna, pues, existo yo también, si (el genio maligno) me engaña a mí; y por más que me engañe, no podrá nunca conseguir que yo no exista mientras siga pensando que soy algo. De manera que una vez sopesados escrupulosamente todos los argumentos, se ha de concluir que siempre que digo «Yo soy, yo existo» o lo concibo en mi mente, necesariamente ha de ser verdad."

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